El proyecto hidroeléctrico Peñol – Guatapé

Escrito por EditorSINPRO
Categoría: Noticias
Creado: Martes, 05, Agosto 2025 18:31
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Peñolagos25

Por Darío Valencia Restrepo, gerente de EPM 1987-1988 

Uno de los más importantes proyectos de las Empresas Públicas de Medellín en su historia lo constituyó el proyecto hidroeléctrico situado en los municipios de El Peñol y Guatapé. Su realización tuvo lugar en dos etapas, la primera culminó en 1972 y la segunda en 1979. El diseño incluía la construcción de un gran embalse que dio origen a la inundación del casco urbano de El Peñol, con los consiguientes traumatismos sociales y culturales. La empresa manejó con admirable competencia técnica la concepción, diseño y construcción de tan magna obra de ingeniería, pero carecía de experiencia frente a esas consecuencias.

 

Es indispensable señalar que en el país no existían normas para regular las relaciones entre las entidades realizadoras de grandes proyectos y las comunidades afectadas. Fue necesario entonces recurrir a un instrumento ad hoc de 95 cláusulas, el denominado Contrato Maestro, mediante el cual se plasmaron las aspiraciones de la comunidad y los compromisos de EPM, uno de cuyos puntos centrales fue el traslado de la cabecera municipal para garantizar que la población no se dispersara. Dicho contrato generó numerosas discrepancias entre las partes, pero es imperativo registrar que después de largos años, en 1988, se procedió a su liquidación con base en un arreglo equitativo y jurídico.

Las lecciones que se derivaron de aquella experiencia traumática fueron la base de un aprendizaje que llevó a decisiones de trascendencia: la Ley 56 de 1981 que regula las relaciones entre entidades propietarias de ciertas obras públicas y los municipios afectados, así como los beneficios y compensaciones; la creación de la Corporación Autónoma Regional Rionegro-Nare (Cornare) en 1983 con el objeto principal de promover y encauzar el desarrollo económico y social de la región comprendida bajo su jurisdicción; y el apoyo de algunas entidades multilaterales de crédito al diseño de políticas para el reasentamiento de comunidades. Diferentes acciones e intervenciones posteriores, como las ocurridas en el proyecto Porce III, constituyen la mejor muestra de las lecciones aprendidas por EPM.

 

Un mural para el proyecto

El destacado pintor y muralista de los Estados Unidos, Sol Levenson, tuvo la generosidad de donar al Museo Histórico de El Peñol su talento y trabajo de muchos meses en un mural, ya que sólo se le reconocieron los gastos de materiales. Tuve la oportunidad de conocerlo durante mis estudios en los años setenta en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Se desarrolló una gran amistad que me llevó a invitarlo varias veces a Medellín con el fin de hacer una exposición en la Biblioteca Pública Piloto y a realizar seminarios en las universidades Nacional y de Antioquia, así como en el Instituto de Artes de Medellín (donde realizó varios murales) y la Escuela Débora Arango, de Envigado.

En la primera de esas visitas, quise llevar al maestro a conocer las obras del proyecto hidroeléctrico y presentarlo a algunos de los líderes de las comunidades relacionadas con éste. El maestro tuvo la idea de ocuparse de un tema universal, pero con grandes peculiaridades locales, para lo cual recabé y le envié a Estados Unidos mucha información, en especial obtenida con la ayuda del presbítero Francisco Ocampo, así como proveniente de otras personas del mismo municipio y del archivo fotográfico de la Biblioteca Pública Piloto.

Mientras me encontraba en Nueva York o Boston, en otras tareas, viajé a White River Junction, Vermont, con el fin de discutir el proyecto con el maestro, entregarle información y comentar sobre los diferentes bocetos que él me presentó. Además, lo puse en contacto con el maestro Justo Arosemena para que éste le autorizara el empleo de su Cristo Resucitado como centro del mural. Posteriormente, me encargué de traer el mural desde esa población a Medellín, superando los problemas de transporte y los legales de aduana.

La obra está concebida como una especie de tríptico, en cuyo centro se encuentra la imponente figura de Cristo, basada en la escultura del maestro Justo Arosemena, que emerge de las aguas que inundaron la vieja población. Allí aparece la silueta del frontis del templo parroquial, en la parte baja de la pintura, mientras el fondo que destaca la figura de Cristo proporciona una idea de la nueva iglesia diseñada por el arquitecto Nel Rodríguez. Al lado izquierdo la pintura destaca la grandeza técnica del proyecto, pintando sus principales obras y equipos de construcción, así como los obreros y profesionales que intervinieron. A la derecha pinta a las gentes de Peñol llegando al nuevo pueblo y trayendo en andas la venerada imagen de la Virgen Dolorosa, en una composición que hace recordar las grandes obras de El Greco.

El mural se encuentra hoy exhibido en forma permanente en el Museo Histórico de El Peñol. Se acompaña este texto de una imagen de la obra proporcionada por dicho museo.

 

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