Por José Manuel Restrepo Abondano, Rector EIA
EPM ha sido una marca ejemplar en el contexto de las empresas públicas de América Latina, casi sin comparación en nuestro continente. Establecida en 1955 a partir de una unión de empresas existentes de servicios públicos, la firma creció de la mano de la ciudad y el departamento hasta convertirse en una de las compañías más grandes de la nación, con presencia creciente en el escenario internacional. Esto le representó su distinción como la empresa del siglo veinte por parte de los académicos de las facultades de administración del país.
La compañía emerge como un acuerdo social de largo aliento entre los líderes políticos y empresariales de nuestra región como medio para suministrar las necesidades en materia de servicios públicos del territorio, alejándola en casi toda su existencia del vaivén de las practicas clientelistas.
Y en el cumplimiento de este propósito, la empresa ha tenido un éxito rotundo. En Medellín y gran parte del valle de Aburrá la cobertura de electricidad y agua potable resulta casi universal. En el ámbito nacional, EPM se ha convertido en el segundo prestador de acueducto más grande y la compañía con mayor producción en el sistema interconectado nacional.
Esta posición es el resultado de la creciente presencia en distintos departamentos de la geografía nacional (11 en el caso de energía eléctrica y 3 en el caso de acueducto). Y así lo reflejan los 27 proyectos hidroeléctricos que ha elaborado la organización a lo largo de su historia. La empresa ha continuado expandiéndose en el ámbito internacional y así lo confirma la entrada en operación de la Central Hidroeléctrica Bonyic en Panamá. El grupo EPM también cuenta con presencia en Chile, El Salvador, Guatemala, México.
En los últimos años, EPM ha invertido más de 500 mil millones de pesos en zonas de influencia de sus proyectos. De ese total, 102 mil millones de pesos fueron invertidos en el municipio Ituango, lo que representó inversiones equivalentes al 91% del presupuesto del municipio entre 2016 y 2019.
La compañía se ha comprometido además recientemente en esfuerzos para la protección de fuentes importantes con el fin de garantizar la oferta hídrica en el futuro. Así lo expresa su adopción de la Agenda 2030 y el uso de los objetivos de desarrollo sostenible dentro de sus políticas de sostenibilidad. Este enfoque permite concentrar esfuerzos en áreas clave y medir con exactitud el impacto de sus acciones en materia de sostenibilidad.
La empresa se ha caracterizado por ampliar sus horizontes en la búsqueda de nuevos proyectos. Un proyecto concreto en materia de energía solar está representado por la entrada en operación del parque solar Tepuy en la Dorada que reducirá al año 33 mil toneladas de CO2 en emisiones. La obra tiene una vida útil de 35 años y la capacidad de producir suficiente energía para 400 mil personas.
Otro avance importante ha sido la incursión de EPM en la producción de hidrógeno verde obtenido a partir de biogás de su planta de tratamiento Aguas Claras en Bello. El proyecto aún se encuentra en etapas tempranas, pero ya tiene avances auspiciosos. Si se tiene en cuenta que existirá una demanda creciente de hidrógeno como fuente energética en el país, esta iniciativa es merecedora de atención.
En el ámbito financiero, EPM ha consolidado una gran trayectoria. Los principios establecidos en sus inicios, de autosuficiencia económica y gestión profesional han rendido frutos. El año pasado ocupó el cuarto puesto entre las empresas más grandes del país y obtuvo utilidades de 4.82 billones. De estas utilidades 2.6 billones fueron transferidos a Medellín para usarse este año en iniciativas sociales. El monto de estas transferencias resulta importante. A modo de comparación puede pensarse que, en promedio, EPM puso el equivalente a 20% del presupuesto de Medellín entre 2008 y 2020. Para 2025, el aporte de EPM al presupuesto del Distrito resultó ser superior que su mayor rubro de inversión del municipio que es la educación, el cual ascendió a 2.03 billones, con un aumento del 40% frente al año anterior. De esa manera, se confirma su rol protagónico en la ciudad.
En sus setenta años, EPM confirma, una vez más, como es posible construir desde la región un futuro de esperanza para el país a través de la apuesta rigurosa y persistente por una ética de lo público, como condición del bienestar de nuestros conciudadanos.
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