Que este 1° de Mayo no pase desapercibido para la mayoría de los trabajadores, más que un día de fiesta, es una invitación para todos nosotros. Acontecimientos recientes relacionados con el ámbito laboral en nuestras empresas, deben motivar la reflexión y la toma de conciencia general sobre la importancia de buscar, con esfuerzos aunados, defender los derechos laborales y las condiciones de trabajo decente para todos los colombianos.
No hay que ir muy lejos para ver las realidades a las que nos enfrentamos. En 2015, centenares de servidores de nuestras empresas, vieron cómo, en un abrir y cerrar de ojos, cambiaron desfavorablemente sus condiciones laborales, económicas, familiares y sociales, a raíz de despidos, planes de retiro voluntario, cambios en los contratos laborales, incumplimiento de acuerdos o promesas, entre otros, pasando a engrosar cifras desalentadoras, que a su vez podrían ser alicientes para desarrollar acciones profundas encaminadas a transformar a positivas las realidades laborales actuales.
Para tener un panorama de ellas, es importante conocer algunos datos a diciembre de 2015, sobre el empleo y la calidad del mismo, de acuerdo con informes del DANE y de la Escuela Nacional Sindical (ENS). La tasa de desempleo alcanzó el 8,9% (en febrero de 2016 se ubicó en 10%y hoy, la prensa nacional reporta otro leve aumento), una cifra de por sí alta pero que nunca ha retratado la realidad pura, pues en la tasa de ocupación, que es del 57,9%, se incluye el empleo informal, tercerización laboral y otras actividades mínimas consideradas en esas mediciones como empleo. El 17,3% del total de ocupados lo hicieron con relaciones laborales ilegales, sin derechos laborales ni protección social. Del total de los ocupados en Colombia (9,3 millones de personas), solo el 48,7% son asalariados y en su gran mayoría devengaron entre 0 y 1 salario mínimo. De cada 100 ocupados, 64 carecen de protección social, solo 41 cotiza a salud, 38 a pensiones, 36 a cesantías y 44 a riesgos laborales, de acuerdo con Informe de Coyuntura laboral y sindical 2015, de la ENS.
La tasa de ocupación de las mujeres fue de 48,3%, mientras que la de los hombres fue de 70,1%. Además, a ellas las golpea más el desempleo, 11,8%, mientras el de los hombres fue 6,7%; 5 millones de mujeres se encuentran en la economía del cuidado sin remuneración, carecen de todo reconocimiento por su trabajo y sin protección social. La población joven (14 a 28 años), por su parte, reportó una tasa de desempleo de 15,2%.
Sin embargo, pese a esa situación desfavorable para los trabajadores, la tasa de sindicalización apenas se ubicó en 4,6%, es decir, solo 1.002.555 trabajadores estaban afiliados a una organización sindical. Aunque esta tasa es muy baja y sigue ubicándose entre las peores del mundo, creemos que algunos factores han incidido para que no sea peor: situaciones laborales propias o del entorno cercano; el paulatino viraje de muchos sindicatos frente a las realidades laborales, económicas, políticas y sociales; la lucha contra el miedo individual y colectivo; y la conciencia de más trabajadores frente al papel de los sindicatos en defensa de sus derechos y en el aporte a la sostenibilidad de las empresas. Cada vez son más quienes comprenden el trabajo sindical y suman positivamente en la misma dirección; valga decir, aunque no nos detendremos en detalles, de esa forma nacióel CUS, el Comité de Unidad Sindical en Defensa de los Trabajadores del Grupo EPM y UNE EPM Telecomunicaciones S.A., del que hacen parte siete organizaciones, entre ellas SINPRO.
Este sucinto panorama es una invitación, a quienes se animan a darle una mirada a las simples cifras, para observar que más allá de las condiciones laborales, no exentas de los problemas propios del entorno laboral, hay millones de personas alrededor que no acceden a las condiciones mínimas de trabajo decente; y es ahí donde la responsabilidad de los sindicatos, que se fortalecen no solo con la afiliación sino con la participación de los trabajadores, es fundamental para transformar esas condiciones y para que más gente pueda tener mayores garantías laborales que contribuyan a su bienestar y a la calidad de vida familiar, en la que, entre otros, las Convenciones Colectivas de Trabajo juegan un papel fundamental.
Quizás muchos no saldrán a las calles a manifestarse este 1° de Mayo, pero sí esperamos que esta fecha no sea un feriado más, sino que aliente a unirse al trabajo sindical, que en el caso nuestro está claramente orientado: defender los derechos de los trabajadores, aportar a la viabilidad y sostenibilidad de las empresas a largo plazo, y defender el patrimonio público, representado en las organizaciones donde trabajamos, que son empresas, en realidad, de toda la comunidad.
Junta Directiva de SINPRO